Mucho estábamos tardando en tener en nuestra colección de abridores a la estrella de los emoticonos del Whatsapp, el símbolo de la generación de los pulgares frenéticos: el abridor Mierder. Ya lo esperábamos como agua de mayo. Amigo, si no tienes tu abridor Mierder, es que no eres un auténtico influencer.
Ideal para abrir cualquier tipo de cerveza que nos disguste y tengamos en el fondo de nuestra nevera para reseñar, o de esas que te obligan a probar tus amigos el día que se compran su “DIY: pack cervecero, sea un auténtico brewmaster”. Incluso, si eres dueño de un bar, puedes demostrar tu estado de ánimo utilizando este singular y escatológico utensilio, dependiendo del día que tengas y del listo de turno que te venga a dar la típica clase de cómo elaborar nuevas NEIPAs.
Es fácil de encontrar en las tiendas de objetos curiosos y a menudo innecesarios, esas tiendas de estilo principalmente nórdico en las que al entrar tu primer pensamiento es: “¡Maldita sea! ¡Cómo habré podido pasar parte de mi existencia sin haber tenido esta máquina de agujeros de macarrones!”. Pero si hay que poner un inconveniente a este abridor con la caca sonriente, sería el tamaño del mojón en cuestión, algo incómodo de utilizar y de ergonomía complicada.
Quizás los departamentos de marketing se pueden plantear su política de elección de regalos de empresa ahora de cara a las navidades: “Ponga un mierder en su vida, ponga un mierder en su birra” ¡Lo vemos triunfar!
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