En la cerveza podemos encontrar multitud de aromas frutales, sin necesidad de añadir nada de fruta. Existen cervezas “de frutas”, pero no es el caso que trataremos hoy. El aroma del que hablaremos es el de piña. Y aunque es posible que la malta u otros ingredientes aporten algo de aroma a piña, lo más normal es que provenga de la fermentación o del lúpulo.
En el primer caso, el responsable será un éster (a resumidas cuentas, un compuesto orgánico que suele oler a frutas). Tenemos bastantes ésteres que nos pueden dar olor a piña, pero el más común es el butirato de etilo (que nos puede aportar también olores a nube de azúcar, pica-pica, y chuchería en general). Es un éster común en Dobles IPAs americanas y en algunas cuádruples belgas (más en las modernas que en las de corte clásico). Un ejemplo de cada: BrewDog Hardcore IPA, Struise Rio Reserva.
También podemos tener aroma a piña por efecto del lúpulo. Casi siempre gracias a lúpulos americanos muy frutales que empiezan por C (Centennial, Citra, Chinook, Columbus...), clásicos en IPAs yankees y American Pale Ales. Un ejemplo sería la Mikkeller Imperial IPA Citra.
Os aconsejamos prestar atención a estos estilos, y buscar frutas y aromas allá donde podáis. Como dicen los expertos, casi todos tenemos las mismas aptitudes para detectar aromas; lo importante es entrenarlas y hacer una buena biblioteca de aromas en nuestro cerebro. Así que… ¡A buscar una piña fresca (y otra en lata) y a currar y a olerla!
Ya tenemos deberes jeje
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