Como ya os avanzamos en la última entrada, empezamos grupo nuevo de maltas: las maltas tostadas de cebada. Se producen tostando maltas base, lo que conlleva la destrucción de su potencial enzimático. Con el calor producen colores que varían de marrón claro a muy oscuro, y se diferencian de las maltas caramelo en que tienden a tener sabores más secos y astringentes. Estas maltas deben ser usadas con moderación, se suelen usar como máximo en un 10% - 15% de la receta.
Empezaremos por hablar de la malta Biscuit (galleta, en inglés). Esta malta se tuesta a temperaturas de hasta 227ºC, lo que le otorga un rango de color de entre 20-30 SRM. Comparte características sensoriales con la malta Vienna, pero en el caso de la Biscuit son mucho más intensas. Además carece del potencial enzimático que en cambio la Vienna si tiene. También es similar a la malta Amber, de la que ya os hablaremos, pero la malta Biscuit tiene un carácter ligeramente más seco.
Aporta notas a corteza de pan, nueces y galleta a la cerveza y en cuanto al color nos brinda un tono ámbar profundo. Aunque es una malta tostada, es de las más suaves, lo cual nos da mucho juego.
Podemos usarla por tanto en gran cantidad de estilos. Es una malta muy golosa perfecta para añadir esos toques de panadería a nuestras cervezas más oscuras o para darle un carácter diferente a nuestra IPA, entre otras muchísimas opciones. El límite solo lo ponéis vosotros y vuestra imaginación. Como siempre, os recomendamos jugar, jardineros.
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