El vaso que nos ocupa hoy no es que esté especialmente diseñado para cerveza, pero es obvio que sirve perfectamente. Las copas están para beber, eso está claro, y están tan extendidas entre las demás bebidas (vinos, combinados, espumosos, etc.) que el que sus ventajas se apliquen a la cerveza es obvio.
El pie que tienen permite agarrar la copa sin transferir nuestro calor a la temperatura del líquido, igual que su forma en mayor o menor medida esférica en la parte inferior minimiza la superficie, pero permite sacar más aromas en su ecuador.
Nosotros las recomendamos para cervezas aromáticas (como las IPA) o delicadas (como las Lambic), pero también es cierto que la mal llamada copa de balón (mejor tipo Borgoña o Chardonnay) puede sustituir perfectamente a un cáliz o que el catavinos es ideal (cómo no) para las pequeñas catas o muestras. ¡O las flautas de vino espumoso para beber Pilsner!
Vamos, que nunca está de más tener un buen surtido de copas de diferentes formas y tamaños en nuestro mueble, ya que nos servirán para muchos tipos de cerveza y nos sacarán de un apuro en más de una ocasión (por ejemplo, cuando necesites muchas copas “neutras” e iguales para una cata comparativa).
Muy buen post.
ResponderEliminarPor ahi habia leido en otro lado, de la importancia de elegir correctamente los vasos de cerveza con los que vamos a consumirla.
saludos