Hace varios años os comentamos una cerveza llamada Grottenbier que se elaboraba en Bélgica en la fábrica de St. Bernardus (de la que también os hemos hablado). Era una cerveza que nos gustaba mucho. Y además su receta estaba diseñada por el gran Piere Celis (hoy nos apetece recordar viejas entradas, parece).
La cosa es que hace relativamente poco ha pasado a fabricarla en la Brouwerij Kazematten, fundada por el cervecero de St. Bernardus, Hans Depypere, y su amigo Rudy Ghekiere, gerente de Rodenbach, y dirigida por sus respectivos descendientes: Julie y Maarten , que están casados. Vamos, que todo ha quedado en familia.
Y la cerveza en sí, por tanto, parece que no ha cambiado la receta. Sigue siendo una sabrosa cerveza tostada, especiada y compleja, madurada en frío. Puede que aún sea de las más complejas cervezas oscuras que vienen de Bélgica y que tengan menos de 6,5% ABV.
Pero a nosotros nos parece que ha perdido cuerpo e intensidad con respecto a cómo recordamos la Grottenbier “original” y por eso hemos de bajarle un poco la nota. Es imposible saberlo a ciencia cierta, ya que es una cerveza que evoluciona (mejora al principio mucho con el tiempo, aunque luego decae un poco) así que una cata comparativa no tiene sentido. Pero la verdad es que en nuestra memoria nos gustaba más la anterior.
“Mi opinión en un Tweet:” Los santos no bajan a las cuevas ni aunque les maten. Nota: Notable bajo.
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