Que las grandes cerveceras han visto su tranquilo ecosistema de las últimas décadas alterado por la rápida expansión del movimiento artesano, es algo bastante conocido a estas alturas. Y que sus acciones (aparte de la compra de micros) han ido en la línea de imitar conceptos de moda y revivir marcas “locales”, también.
Esta Lager de la marca madrileña que Heineken fagocitó con Amstel hace décadas y que ahora resucita, es la versión sin filtrar. Que de las dos que tienen ahora, es la que recomendamos. Su color es dorado, ligeramente anaranjado. No es muy turbia, ni removiendo la botella. Sin más llega a levemente no cristalina.
La espuma es blanca, abundante y pegajosa. Además de esponjosa y de persistencia media. El aroma principalmente es a grano y paja, y cereales cocidos. En boca no es muy amarga (pese a que menciona tener lúpulos Perle y Lemondrop) pero sí que tiene notas cítricas.
Con 5,5% ABV se pone en el rango alto de las cervezas de batalla. Pero resulta lo suficientemente agradable y bebible como para que desde nuestra perspectiva merezca la pena hacer acopio de ella para barbacoas y fondo de frigorífico cuando está de oferta.
“Mi opinión en un Tweet:” No te va a dar la vuelta a la cabeza, pero si tienes sed no le des más vueltas. Nota: Bien.
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