No podemos decir que la moda del lúpulo haya pasado, pero es verdad que las cervezas de baja fermentación le están robando el terreno. Y si hay una marca local que haya apostado fuerte por esa variedad, es Naparbier. Y la que hoy os traemos es una Helles.
La cerveza en sí es dorada limpia (Helles es lo que significa, se podría traducir como “clara” o “rubia”) y esa parte la cumple. Y está coronada bien por una espuma blanca, esponjosa, de cantidad y persistencia medias. Tiene buen aspecto.
Quizá su punto más flojo es el aroma, donde además de la presencia de la malta y el grano, hay un toque azufrado de la fermentación que, en una helles, debería estar más limpio. No sabemos si se debe al cambio de receta además del diseño de etiquetado (ha subido un punto, hasta 5,3% vol. de alcohol, y ha bajado lo turbio del aspecto), pero desluce la primera impresión.
Luego en boca tiene buen equilibrio entre las maltas y los lúpulos usados (ambos alemanes y clásicos: Spalter y Tettnanger) y un trago fácil, de esos que te hacen preguntarte por qué se apuesta por el formato de 33 cl o 44 cl si lo suyo en estos estilos es tirar al medio litro.
Aun así, a la vez que esta cogimos y bebimos la Feirabend (en la que lo que cambió además del dibujo fue el nombre, corrigiendo lo que imaginamos fuese una errata en alemán) que tiene mismo alcohol pero es una Export, que nos gustó mucho más. O nos quedamos con su básica Paradise?, porque para qué complicarse más en el día a día.
“Mi opinión en un Tweet:” Bienvenida sea la vuelta a los orígenes. Nota: Bien bajo.
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