Esta cerveza nos viene de la abadía benedictina de Plankstetten (o dicho en alemán, Kloster Benediktinerabtei Plankstetten), un monasterio bávaro que apostó por la agricultura ecológica y la cerveza. Aunque desde 1998 esta última se elabora fuera de la abadía, en la cervecera Riedenburger (también especializada en cervezas ecológicas).
La referencia de la que os hablamos hoy es, concretamente, una Dunkles con 50% de malta de espelta (una variedad de trigo), por lo que podríamos decir que es como una Dunkel Weizen, para hacernos una idea. ¡Lo que despista un poco es que venga en un soso formato de 33cl, claro.
El color es marrón ambarino, profundo y apagado, con la característica turbidez de las cervezas bávaras de alta fermentación que son Naturtrüb (sin filtrar). La espuma es de un color blanco roto, algo tintada, y tanto de cantidad como persistencias medias.
Huele a malta, a cereal, a paja. ¡Como entrar dentro de un granero! Será la espelta lo que predomina, pero como tampoco es un cereal que tengamos bien aprendido, solo podemos suponerlo. En el sabor lo que predomina son las notas dulces, aunque también hay puntos florales, suaves pero frescos y ricos, que hacen el trago más fácil.
Con 4,9% vol., no es una cerveza cuya intensidad se te vaya a quedar grabada. Quizá la olvides. Y sin embargo cumple de sobra con lo que promete, sin poderle pedir más. Bueno, sí, unos pretzel de espelta para acompañar y comparar.
“Mi opinión en un Tweet:” Espera, que un experto especial va a expresar su expectativa… Nota: Bien.
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