Los monjes de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia de la abadía de Notre-Dame de Saint-Rémy, llevaban años sin sacar una nueva receta al mercado bajo el sello de sus cervezas trapenses: las Trappistes Rochefort. Y hace no mucho rompieron esa racha y nos deleitaron con una nueva cerveza.
Incluso antes de probarla teníamos mucha fe en ella, ya que sus tres referencias clásicas son excepcionales. Y esta, su primera “rubia”, no podía ser menos. De estilo Triple (uno de los más fuertes belgas) es sin embargo la segunda más suave de la gama, solamente por encima en alcohol de la 6.
El color es amarillo anaranjado, bastante turbia (más de lo que esperábamos), lo que unido a su espuma de color blanco roto, que no pasa de cantidad y persistencia medias… pues nos hizo preocuparnos, ya que aspecto resultaba un poco mediocre.
Pero el olor leve, con notas afrutadas y maltosas (de plátano y bizcoche, por ejemplo) y los toques que le da el uso de piel de naranja y especias, pues hace que recuperes el interés. Y su sabor súper equilibrado, rico y suave, sin que se le note casi nada el alcohol, te permite disfrutar a muerte de las notas a fruta y crema pastelera.
Con lo cual nuestras primeras suspicacias se ven anuladas por el éxito rotundo en nariz y boca de esta cerveza que tiene 8,1% vol. de alcohol y sin embargo entra sola. ¡Así que nos alegramos de que hayan recuperado esta cerveza que se hacía en 1920 para la actualidad!
“Mi opinión en un Tweet:” Si no la habíais llegado a probar, ¡hacedlo! Nota: Sobresaliente.
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