Desde Bamberg (pero no la ciudad, sino el distrito, ya que se elabora en el pueblecito de Viereth-Trunstadt) nos llega una cerveza ahumada. De ahí lo de Rauch, que significa “humo”, y hace que esta cerveza de la Brauerei Kundmüller sea una Rauchbier.
Este estilo de cervezas usa maltas ahumadas con maderas como haya o roble. En la web de esta cervecera no especifican… y no somos tan buenos catadores como para distinguir de qué árbol procede un olor a quemado… pero vamos, que lo tiene bien presente.
En color, eso sí, nadie lo diría. Es rubia clara y limpia como pudiese ser cualquiera otra cerveza Lager tipo Pilsner o Helles. Dorada y bonita, con burbuja fina ascendente que va creando una espuma blanca abundante y esponjosa, de buena persistencia.
En nariz el humo ya avisa y se hace presente, con esos recuerdos similares a los de la cerveza ahumada más conocida (la Aecht Schlenkerla) que nos hacen pensar que también use madera de haya. Ron Swanson lo sabría, seguro.
En boca de nuevo los ahumados tienen mucha presencia, con notas que podríamos definir como de panceta en una barbacoa de leña (y que recibiría por tanto el sello de aprobación del mencionado Ron Swanson), aunque si prestas atención hay también maltas y caramelo por debajo, que es lo que le da llegara esos 5,3% vol. de alcohol que tiene.
“Mi opinión en un Tweet:” Bebiéndola te dan ganas de ponerte a sacar punta a un palo para hacer unas salchichas. Nota: Notable.
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