Con eso de que nos gusta probar cosas que vemos y que puedan caer en vuestras manos, para avisaros de si merece la pena comprarlas o más importante, si merece la pena evitarlas, pues tenemos esta cerveza en nuestra libreta de reseñas… ¡y esperamos llegar a tiempo!
A ver, la botella es llamativa, con su aspecto de serigrafía, su unicornio, sus pintas entre macarras y cursis… y puede que hayáis hecho como nosotros y la hayáis metido en la cesta, atraídos por su estética. ¡Error! ¡Eso es que nuestro aviso llega ya tarde!
Porque lo que encuentras luego es una cerveza rojiza, de espuma blanca rosada, que es un verdadero horror. Como si ves un unicornio a lo lejos, te acercas, y resulta que es solo un caballo maloliente con moscas alrededor y mal humor, aunque eso sí, con un bonito cuerno.
Huele muy artificial, como a piruleta o caramelo de picota. Y es que lleva casi un 7% de zumo de cerezas (más que muchos refrescos de fruta) y hasta sulfitos (imaginamos que para que eso no cobre vida después). Y sabe igual, a caramelazo dulce y empalagoso. Nada a cerveza (o casi nada).
Así que si todavía estás a tiempo de escuchar nuestro consejo, cabalga a lomos de tu montura y huye… pero no te subas a este unicornio rojizo, que encima tiene un 8% vol. de alcohol. Así que te va a hacer daño en vano, sin disfrutar nada.
“Mi opinión en un Tweet:” Más cruel con los adolescentes que una peli slasher. Nota: Insuficiente.
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