Esta cerveza coge el apelativo de “Duvel” (diablo) y la hace doblemente demoniaca al ponerle el número de la bestia en la graduación. Aunque técnicamente la legislación solo permite un decimal y en la etiqueta pone que tiene 6,6% vol. de alcohol… ¡cosa que les condenará al infierno matemático, ya que se debería redondear a 6,7%!
Se ve que se hizo para el 150 aniversario de la marca, y que tiene (al menos) seis variedades de lúpulo, entre las que se encuentran las típicas de la marca: Saaz y Styrian Golding. Nos esperamos entonces una Belgian Blonde más lupulada. ¿Será lo que hallemos en el vaso?
Al servirla en su copa de tulipa vemos una cerveza de color amarillo anaranjado, velado, con algo de levadura en suspensión por la refermentación en botella. La espuma blanca es abundante y esponjosa, muy generosa. Y el aroma tiene toques especiados y afrutados.
En boca es realmente amarga, con mucha presencia del lúpulo en formato belga, que da amargor y cierta sequedad, con aportes terrosos, especiados y cítricos. Pero la intensidad tampoco es muy fuerte, pese a tener buen cuerpo. Lo que le sobra es carbonatación, eso sí.
Esperemos que beber esto no nos condene al averno… pero si no lo han hecho ya los chistes malos que nos gusta soltar aquí en el blog… quizá de esta también nos libremos. Pero si no , luego nos tomamos una cerveza trapense… ¡y compensamos!
“Mi opinión en un Tweet:” Marca mi núuuuumero… Nota: Bien, bien, bien.
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