Con la mayor celeridad que hemos podido llega ya la prometida reseña de la cerveza que, en un buen ejercicio de “democatia”, recibió mayor número de votos en la encuesta de la semana pasada. Una cerveza con tres años de tiempo entre fermentación y maduración, incluyendo unos cuantos meses en roble (francés y americano).
Su color es marrón rojizo, con brillos de tono ámbar muy profundo. La espuma de color hueso es poco persistente y crepitante, pero no desaparece del todo, dejando una fina capa en la copa hasta el final. El aroma es su punto más flojo, porque junto con el caramelo de las maltas o la vainilla de la madera, aparecen solventes y cierto olor a embutido (proveniente posiblemente de la permanencia largo tiempo en botella con la levadura).
Pero todo esto lo compensa en boca, ya que al beberla la sorpresa es grata. Mucha intensidad en el sabor a madera, pero sin resultar nada astringente ni áspera. Maltosa y dulce detrás, pero de una manera equilibrada. Y este equilibrio destaca sobre todo en el alcohol, que no se nota apenas en el paladar (aunque sí en las mejillas).
Porque tiene 9,2% ABV, que no es moco de pavo. Pero lo disimula bastante bien de primeras. Aun así, es para beber despacito en copa, para concentrar su intensidad, y acompañar de algo de comer (ideal para los postres o la sobremesa, en nuestra opinión).
“Mi opinión en un Tweet:” Yo no hubiese tenido la paciencia de dejarla esperar tres años. Nota: Notable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario