Este es el vaso de cerveza con más forma de vaso. Vaso de toda la vida. De culo gordo y cristal grueso. Paredes rectas (a veces con estrías, otras no) y casi cilíndrico (aunque habitualmente más ancho en la boca que en la base, pero tampoco mucho).
El vaso que en casa usarías para el agua o la leche (si la bebieses tanto como la cerveza). Algo que puede recordar a una maceta, un cubilete o similar. Si es de cristal más o menos fino y su capacidad es de 16 onzas (47,3 cl) estamos ante un vaso de pinta americana o “Shaker”, y ese va en otra categoría.
Pero si es más gordo, suele ser para las cervezas de trigo belga (que se diferencian de las alemanas por usar el trigo sin maltear y en menor cantidad). El más conocido es el de Hoegaarden, con su forma hexagonal.
Pero si no tienes ese, puedes coger en cualquier tienda uno de forma bastante similar a la adecuada. No es el vaso ideal para ningún estilo, creemos (por lo pesado y basto) pero la tradición es la tradición, amigos. Así que si bebéis Witbier, que sea en estos vasos. Si no, el fantasma de Pierre Celis os perseguirá.
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