Hace años, en la prehistoria cervecera del siglo XXI, las cervezas amargas no eran tan amargas. Apenas conocíamos en España lo que se cocía en Estados Unidos, y las cosas con más lúpulo y más amargas nos venían de Bélgica. ¿Os lo podéis creer? Suena al mundo al revés, ¿no?
Pues esta cerveza es un claro ejemplo de aquella época. Hopus, de la Brasserie Lefebvre, con un nombre que hace clara referencia al lúpulo, tiene una presencia atractiva, desde su botella a su vajilla. La cerveza es rubia, un poco turbia y con tonos cobrizos; poseyendo una cabeza de espuma blanca y abundante, con carbonatación fuerte y fina.
En el aroma predomina, obviamente, el lúpulo. Lúpulo clásico, herbal y floral, de corte europeo, con dry-hopping. Sabemos que lleva cinco lúpulos, pero no especifica cuáles. Esto se nota también en boca, donde es bastante amarga. Un poco como una Triple belga (o una Strong Golden Ale) muy subida de lúpulo. Pero detrás del lúpulo tiene una buena base de malta y cuerpo que dan notas afrutadas y sabrosas.
Parte de la “liturgia” de esta cerveza de 8,3% ABV es servir el culo de la botella (con el poso y la levadura que tiene) en un vaso de chupito, para decidir después si lo añades a la cerveza (redondea el amargor), lo bebes solo (es bueno para la digestión) o lo dejas. ¿Tú qué prefieres hacer?
“Mi opinión en un Tweet:” Esta es una buena obra, un poco clásica, pero como una catedral. Nota: Bien alto.
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