Desde el maravillosamente cervecero pueblecito de Watou, en la provincia belga de West-Vlaanderen (Flandes occidental), nos llega esta cerveza clásica de la marca Van Eecke -ahora Leroy-, que pone el acento en los lúpulos de la zona de Poperinge (de ahí su nombre -aunque también significa abejorro-).
Y es que en su dialecto, lúpulo se dice Hommel. Y lleva cuatro diferentes, superando los 40 IBUs. Puede parecernos poco en el mundo moderno, pero en los 90, era una de las cervezas más lúpuladas que nos llegaban: una Belgian IPA antes de que se inventase llamarlas así.
Porque es una cerveza rubia, dorada ambarina, con una cabeza de espuma blanca abundante, medianamente persistente. El aroma es a lúpulo y levadura, herbal y terroso, con un punto frutal y de miel. En boca es amarga, frutal y especiada. Más maltosa de lo que esperas.
Y es que en estas cervezas primaba (pese a ser de las “extremas” de antaño) el equilibrio. Por ello no parece ahora tan amarga, ni tan alcohólica (7,5% ABV) ni tan nada. Parece que no tienen nada que hacer en el siglo XXI, pero siempre es bueno recordarlas.
“Mi opinión en un Tweet:” El lúpulo de antes sabía a otras cosas. Nota: Notable bajo.
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