Tarantino, el “enfant terrible” del cine americano ha tenido dos aproximaciones al western, pero la que nos interesa en esta ocasión es Django Desencadenado. Hace ya seis años que el austro-aleman Christoph Waltz ganó el Oscar® al mejor actor de reparto interpretando a un caza recompensas que, acompañado por Jamie Foxx, se enfrenta a un brutal Leonardo Di Caprio para rescatar a la mujer de Django.
La película tiene todos los elementos a los que nos tiene acostumbrados el director de Pulp Fiction: largos diálogos y montajes muy ágiles que generan una gran tensión. La escena que nos ocupa tiene lugar en una cantina donde el Dr. King Schultz dentista reconvertido en caza recompensas explica al esclavo liberto Django en qué consiste su nueva profesión.
Mientras hablan de matar, de cadáveres y de dinero vemos cómo se sirven dos jarras perfectas de una cerveza absolutamente transparente. El contraste entre la conversación descarnada y la cerveza perfecta culmina con el rostro del esclavo que descubre, por primera vez, el sabor de esta bebida.
Esos segundos que van desde que pides hasta que llega la cerveza a tu mano/mesa, la anticipación del placer que esperamos que nos depare, los sonidos que preceden a los aromas… ¿es posible resistirse? PROST!!
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