Brut IPA: Auge y caída de un estilo

España, finales de junio de 2019, en plena ola de calor. Entramos en varios bares cerveceros de referencia y en el taplist encontramos nada más y nada menos que cero Brut IPA. "El estilo que iba a sustituir las NEIPA", "la nueva moda cervecera mundial que viene de EEUU".

Spoiler: No.

Desde varios blogs comentamos que esta era una moda que no parecía sostenerse por ningún lado. Una cerveza extra seca, con un amargor pronunciado, nos parecía algo demasiado asertivo como para arrasar en ventas. Lo podíamos entender de cervezas de bajos IBU y mucho sabor a lúpulo, que se bebían como zumos de forma casi literal, pero no de algo que ofrecía resistencia al trago largo y continuado.

Parecía que nos querían meter con calzador este estilo, y para ello se dijeron algunas cosas un tanto discutibles. Una premisa fue, por ejemplo, que al ser una cerveza seca te pedía otro trago. Otra frase era que "el Cava o Champagne Brut eran considerados los de mejor calidad y eran los más solicitados por los amantes de los espumosos". En el primer caso, no podemos olvidar que los checos, bebedores de cerveza por antonomasia, toman en su mayoría un estilo que suele terminar su fermentación alrededor de los 1.015 g/l, lo que se traduce en una cerveza que tiene poco de seca. Es de hecho este leve dulzor residual uno de los motivos que hacen las pils tan fáciles de beber. Luego, lo del Champagne Brut... el Champagne se toma en copas de 10 cl. y de una forma mucho más moderada. Nada que ver con el estilo que nos ocupa.

Los cerveceros, que en su momento subieron casi todos al carro de hacer una Brut, parece que han dejado de lado este estilo bastardo que, al final, ni tan siquiera ha pasado de ser un estilo mal definido. Cuesta -o costaba- horrores decidir si una Brut IPA era o no era un buen ejemplo del estilo, porque teníamos la sensación que todas eran diferentes. No existe "un sabor estándar de Brut IPA" que la identifique ipso facto, como pasa con las Hazy o las West Coast.

Al final, se ha impuesto el sentido común, y mientras los zumitos vermontianos siguen copando las listas de tiradores, las Brut IPA ya reposan junto a las Black IPA en el baúl de los recuerdos. Quizá de aquí 50 años alguien las vuelva a hacer como vestigio histórico, pero dudamos que las veamos mucho más. La propia industria de la novedad las ha matado. “¿Et tu, Brute?” Las Brut IPA han muerto: corta vida a las Brut IPA.

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