Desde la Brasserie Caracole, que ya visitamos en el pueblecito de Falmignoul y os contamos hace años, aparte de la que entre sus cervezas es nuestra favorita (la Nostradamus), también suele llegar a España su Witbier, que es la Troublette (en versiones ecológica y “normal”).
Es una cerveza de trigo, de estilo belga (o sea, con trigo crudo y especias como el cilantro). Su color, por tanto, es amarillo turbio, arenoso, coronado por una espuma blanca y no muy abundante.
El aroma es cítrico y fresco, que invita a beber (y más con el calor). Y en boca, pese a dominar el dulce de las maltas, tiene un toque ácido y levaduroso que recuerda al pan, pero antes de cocinarse.
Sin embargo, está rica y se puede beber, aunque no sea para tirar cohetes. Pero tiene “sólo” 5,5% ABV, lo cual en Bélgica es poco. Y cumple sobradamente su función de calmar la sed y refrescar.
“Mi opinión en un Tweet:” Lento, pero seguro, volveremos a las cervezas sencillas. Nota: Bien.
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