Hace muuucho tiempo, antes de que se pusiera realmente de moda en nuestro entorno echar cosas raras o incluso absurdas a la cerveza, comentamos en El Jardín una cerveza checa con oro en suspensión. “Posos para ricos”, lo definimos.
Por eso, cuando Mikkeller y Naparbier hicieron “We Brew Gold”, no llegamos a comentarla en El Jardín como #LaCervezaChorra que es, por no repetirnos en los argumentos: el oro no se digiere, no da aromas, no da sabores… pagas mucho por verlo en el vaso y cagarlo después.
Pero oye, esta Deer Bear Czyste Złoto Pilsner que hoy nos ocupa (siendo una lager como la Faust), no lleva oro. Lleva purpurina alimentaria (que no sabríamos decir si es más sano o menos, porque no hemos encontrado información sobre los ingredientes exactos), lo que le da el aspecto de estas bebidas de “fuego valirio” cuando la agitas… (sin agitar es más sosa, nos dice un amigo). Puro “Brilli brilli”.
No la hemos probado en persona (como suele pasar con las de estas sección, ya que no las reseñamos con nota de cata, sino comentamos su aspecto más llamativo y publicitario), pero todo esto nos parece pirotecnia y marketing y mucho absurdismo. La cerveza diferente debe distinguirse de la uniformidad de las pilsner y lagers dominantes del mundo por tener sabores y aromas atrayentes… ¡No purpurina flotando! ¡Que se habla mal de los extractos, el maíz y las enzimas… y luego le echamos cualquier cosa!
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