Esta cerveza es, como la propia marca californiana afirma, difícil de catalogar. Tiene mucho lúpulo, pero no es exactamente una IPA. Porque lleva mucho trigo, pero no recuerda para nada a una Weizenbier. Vamos, que tiene algo pero no sabes qué. Una cosilla para ti.
Y un aspecto rubio limpio y claro, coronado por una espuma blanca tirando a abundante y pegajosa, aunque de persistencia baja. El vaso “oficial” de la marca es ese medio tarro con un perro en él, pero no le hace ningún favor a la presentación. Mejor en copa.
Huele a lúpulo, muy americano (cítricos, resinosos, herbales…) pero también a malta. Y el sabor es amargo, que de primeras te haría convencerte de que estás bebiendo una IPA, pero luego es más dulce y tiene un cuerpo diferente, aunque el final sea seco.
También ayuda a esa sensación el alcohol. 7,5% AB V y 64 IBUs hacen de esta cerveza más una aliada para emborracharse o darle fuerte al vicio, que algo para quitar la sed o beber en los aperitivos.
“Mi opinión en un Tweet:” Queremos que nos de ese pequeño algo algo que tiene. Nota: Bien bajo.
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