Un diseño sencillo y funcional, dejando bien claro la marca y el estilo, destacando su bajo alcohol y su origen artesano. Funcional y sencillo. Pero bonito, lo que se dice bonito, pues no lo es mucho. Eso sí, demuestra que se puede poner mucho texto en una sola etiqueta.
Sobre los apartados del contenido obligatorio que han de ir en el mismo campo visual, los cumple. Alcohol indicado con las abreviaturas recomendadas. Volumen del líquido. Denominación de producto. Y fecha de duración mínima con la frase adecuada si esta solamente indica el mes. Perfecto.
Además aparece, como es obligatorio también, su domicilio social y el nombre de la empresa, incluso invitando a conocerlos in situ. Y la lista de ingredientes con los alérgenos destacados. Por no hablar del lote, empezando por “L”. De momento está cumpliendo todo.
La única posible pega es que como condiciones de conservación solamente aparece un icono de “no almacenar tumbado” o eso entendemos. Pero destaca que está sin pasteurizar… y dado que es una cerveza de poco alcohol y perfil lupulado, nos tememos que para aguantar los casi 18 meses que promete su fecha de duración mínima en buen estado, necesitará ser conservada como mínimo en lugar fresco y seco, protegido de la luz. Pues si lo necesita para aguantar hasta la fecha de consumo preferente DEBE indicarlo. Y si es en frío, pues que ponga en frío.
Lo que sí que pone de frío es la temperatura de servicio, cosa que agradecemos como información extra. Igual que los IBUs o el color SRM. Pero ya puestos (y dado que hay hueco para textos más interesantes que algunos que ponen) podían recomendar aparte de la temperatura una copa ideal, o un maridaje sugerente.
Conclusión: En fin, que con solamente una pega legal (y de algo a medias, ni siquiera ausente) si esta etiqueta no recibe la máxima nota es porque el diseño peca de soso y la información “extra”, la que debe divulgar la cultura cervecera más allá de los mínimos legales, no destaca por su contenido. Nota sobre 10: 9.
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