Esta semana la cerveza (y el vino) han sido protagonistas de muchas noticias por las propuestas que se hacen en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, dentro de su ‘Estrategia de Salud Cardiovascular’, que pretenden «mejorar el nivel de salud cardiovascular de la población mediante un abordaje integral que facilite la adopción de estilos de vida y entornos saludables y sostenibles».
En una de ellas sugiere a los establecimientos de restauración promover la dieta mediterránea como modelo de alimentación cardiosaludable, pero sin incluir en ella el consumo de alcohol. Y, claro, algún periodista lee eso y pone como titular: “Sin cerveza ni vino en los menús de los bares”.
Luego algún político lo tergiversa aún más y dice que se quiere prohibir (cuando lo que se recomienda es reducir la exposición, en pos de hábitos más saludables, como el de evitar el elevado consumo de carne o la comida basura para la infancia) y ya está liada y hay tema para muchas noticias en los medios...
Y como nosotros no queremos echar más leña vamos a destacar dos que vienen producidas por esta polémica, pero apuntan en otras líneas. Por ejemplo, esta analiza si engorda o emborracha más el vino o la cerveza. Y esta intenta ponerle número a lo que sería un consumo moderado. ¿Vosotros lo practicáis?
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