Atentos, porque seguramente alguna vez habéis pasado por delante de esta cerveza y no habéis sido conscientes del cervezón que se ha quedado en la estantería sin echarlo a la cesta de la compra. Y más desde que han cambiado la etiqueta (o no, porque no es que la antigua fuese tampoco una obra de arte) y el nombre de Abbaye a Brasserie.
Quizá haya pasado un poco desapercibida por ser una fábrica relativamente moderna (comenzó a elaborar en 1979) y que no creció un poco hasta mediados de los noventa. O por hacer solo estilos belgas de los que no están de moda. Pero es que los hacen bien (y por eso aquí en El Jardín sí que han aparecido varias de sus cervezas).
Esta es una Dark Strong Ale, o sea una cerveza oscura, turbia. Quizá demasiado, porque en alguna ocasión nos hemos encontrado la turbidez floculada, como en grumos. Pero quitando esas ocasiones, su aspecto es excelente, con espuma beis compacta, aunque no muy abundante ni persistente.
Su aroma, maltoso, especiado y licoroso, puede recordar a las mejores Quadruples sin tener mucho que envidiar a una R10 o W12 (si sois “connoisseurs” sabréis de lo que hablamos y si no, picad en el enlace). Y su sabor dulce e intenso es complejo y afrutado, que también podría jugar en una liga de grandes cervezas.
El alcohol, además, es levemente más moderado que en otras de la gama, con 9,5% ABV. Suena a ironía, pero es verdad que las Dark Strong Ale o las Quad suelen superar los 10 u 11 grados. Así que todo suma para que la próxima vez que la veáis le deis una oportunidad.
“Mi opinión en un Tweet:” Demasiado viejo para el Rock, pero no para el Rocs Grand Cru. Nota: Sobresaliente.
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