Desde Bélgica nos llega una cerveza de estilo Quadrupel, pero con el añadido de que lleva granos de café (de Costa Rica) en su elaboración. ¿Queda bien esto? Pues ahora lo comprobaremos, pero en principio, echar café a una cerveza de 10% ABV hace que sea fuerte para beberla a primera hora y con demasiada cafeína para última…
Pero veamos, de color marrón oscura (el mismo que la botella de la cerveza) y con una cabeza de espuma beis, compacta y pegajosa y de persistencia media. No tiene mala presencia, pero ya impone.
El aroma es muy belga: malta y levadura. Frutas pasas, frutos secos, tostadas y caramelo. Todo untado en café, claro, como en un desayuno de hotel. El sabor tiene un breve comienzo dulce, pero luego el café arrasa con su amargor y puede a lo demás.
Y ese es el punto flojo de esta cerveza. Pierde la riqueza de sabores de las Strong Dark Ales belgas en esa ola cafetosa. Sólo el alcohol destaca gracias a su calidez. Por lo que puede estar bien para las sobremesas, pero poco más.
“Mi opinión en un Tweet:” De las de café y copa, para después de comer. Nota: Bien bajo.
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