Una de las últimas tendencias en cerveza del país norteamericano (y por lo tanto en los locales modernos de aquí) es este recipiente con forma de botella mucho más alta y ancha de lo habitual y, por tanto, mayor capacidad, llamado growler. Dicen algunos rumores que el nombre viene del sonido que, supuestamente, se produce al quitar su tapón y repentinamente emanar el CO2 almacenado en su interior. De todas formas, esta vasija ya tuvo unos antecesores en la Alemania de principios de siglo pasado, con un formato un poco diferente.
Sea lo que sea, lo importante no es de donde venga su nombre, sino su utilidad... ¿Cuántas veces has pensado que de la cerveza de barril que ahora mismo estás bebiéndote en un bar te tomarías si pudieras uno o dos litros más si te los pudieras llevar a casa? Pues aquí tienes una solución, porque los growlers han sido pensados para trasladar el concepto take away más allá de la comida. Pero al igual que pasa con los alimentos frescos, tampoco podrás conservar esta cerveza más de dos o tres días.
Lo curioso de este recipiente es que ahora podrás verlo en muchos establecimientos cerveceros (aunque todavía no hemos visto a casi nadie llevarse uno a casa). Y otra cosa que se podría pensar es, ¿sabrá igual la cerveza que me sirven en vaso en el bar que la que me estoy llevando? Respondiendo a esta pregunta diríamos que es poco probable salvo que te la bebas bien pronto, pero aun así puede que conserve muchas de sus propiedades.
Las condiciones que se deben seguir a la hora de mantener una línea barril-grifo y en las que se encuentra el propio keg en un bar son bastante estrictas, aunque está claro que no siempre se cumplen... Pero hay varios tipos de sistema en cuanto a grifos y está claro que unos son mejores que otros. De hecho hay algunos especiales para rellenar este tipo de recipiente, que incluso vacían el aire con CO2 y rellenan sin crear espuma.
Siendo así, una línea limpia y un barril transportado, almacenado y pinchado en una cámara frigorífica conserva unas propiedades determinadas. También, un envasado en botella de fábrica respeta ciertos estándares, pero con el growler hay que tener especial cuidado pues son un par de litros que en cuanto los sirves vas a tener que consumir al igual que harías con una botella.
Este formato de envasado tiene otro punto de interés, que es llevártelo lleno directamente de fábrica o brewpub, ya que ahí suelen la cerveza no ha pasado por una línea de servicio de un bar, ni un transporte ni nada... En este caso podríamos llegar a pensar en sus ventajas, está claro que de este modo la cerveza sería fresca. Una comparación acertada sería la típica lechera de cristal que hace años dejaban en la puerta de las casas con leche del día, o el cántaro que se rellenaba en la fuente próxima o la damajuana en la bodega de vino. Son envases preparados para género fresco y que es un lujo poder acceder así a productos recién elaborados, aun sabiendo que se ha de consumir en muy poco tiempo.
Con esta pequeña analogía queremos concluir que estamos de acuerdo con su uso para reuniones familiares o de amigos (con cerveceros asiduos si puede ser para que se consuma lo más pronto posible), y siempre y cuando se siga una buena transición fábrica/brewpub-growler. En caso contrario, si te encuentras en un bar mejor quédate allí tomando pintas o si tienes a alguien "esperándote" en casa, llévale unas botellas, que esas aguantan mucho mejor.
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