Esta cerveza es una cerveza peculiar: la interpretación “de autor” de uno de los cerveceros de la marca de una Irish Stout (aunque por alcohol más una Foreign) al estilo alemán, con levadura de baja fermentación, siendo por tanto más una Bock.
De color casi negra (marrón muy oscuro, tintes rojizos) y espuma beis clara abundante, la cerveza tiene muy buena presencia. Y un aroma en el que destacan, por supuesto, las maltas tostadas: chocolate, toffee, caramelo…
En boca es maltosa y tirando a dulce, pero sin empalagar. Con muy buen cuerpo y sedosidad, repite los sabores que prometía el aroma, pero no destacando mucho lo que prometía el alcohol (con su 7,5% ABV).
Como curiosidad, aunque lo reseñado hasta ahora es la cerveza tal y como aparece “fresca” en nuestras anotaciones, hoy empieza la convocatoria del resucitado #FFdA (Finde Fondo de Armario, de Birraire, una excusa para dar salida a cervezas que se nos quedan acumuladas) y hemos aprovechado para abrir una cuya fecha de consumo preferente pasó en 2016, así que llevará un lustro en nuestra despensa.
Y hay que comentar que es una cerveza que aguanta bien el paso del tiempo: más licoroso, muy aromática (añadiendo un toque “belga” que le faltaba a sus raíces británicas y germanas) y con buen aguante de color y espuma, con poca oxidación. Siendo tan barata como es, es una cerveza interesante para coger y “olvidar” en el fondo del armario durante un par de años (tampoco hace falta llegar a media década, no es necesario exagerar).
“Mi opinión en un Tweet:” Da gusto volver a abrir el armario para estas patilladas. Nota: Sobresaliente bajo.
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