Esta cerveza fue la que ganó en la encuesta para ser la siguiente bebida y reseñada (aunque al sumar los votos de otras redes quedó empatada con la 942 IPA y tendréis dos por el precio de una). Así que es el momento de cumplir nuestra tarea y hacer la cata y publicarla.
Esta cerveza es una de las más fuertes de la marca cántabra, con 8% vol. de alcohol. Pero no se notan demasiado, como veremos. Eso sí, hay que cuidarse porque no se notan en sabor… pero al final se acumulan en la cabeza (y en el hígado).
El color es amarillo velado, sin llegar a turbio. No esperéis una DIPA de estas que no paran de hacer ahora que parecen biofrutas. La espuma es de color entre blanco roto o hueso, esponjosa, y de cantidad y persistencias medias.
Sí que tiene aromas frutales, de notas cítricas y toques resinosos. Lleva los lúpulos favoritos de la casa: Columbus, Citra, Amarillo, Loral, Simcoe y Mosaic. ¡Ahí es nada! Pero también un cuerpo decente de malta Maris Otter, Extra Pale y algo de trigo que la redondean.
Porque su amargor (100 IBU) no genera ninguna aspereza ni resulta desagradable, sino que está bien equilibrado y compensado por el dulzor. Por lo que, aparte de estar muy rica, entra muy bien. ¡Ojo de nuevo con el peligro que tiene al ser una de las DIPA más compensadas que hemos probado!
“Mi opinión en un Tweet:” ¿Se pueden equilibrar los extremos? Esta es la prueba de que ese camino existe. Nota: Sobresaliente.
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