Antes de nada, queremos aclarar la posición de EJDL en dos aspectos:
- Consideramos muy importantes los estilos y su nomenclatura. Son la manera que tiene el productor en informar al consumidor, con pocas palabras, de lo que se va a encontrar al beber su cerveza. ¡Y eso es crucial para que el consumidor obtenga una experiencia satisfactoria!
- Las guías de estilo son solo eso, guías. Que algo no aparezca ahí, no significa que no exista. Las escriben personas de unos entornos que dejan fuera mucha información, y que se actualiza en ocasiones más lenta que la propia realidad. Por lo que están muy bien para contener y organizar la información sobre los estilos, pero no son un molde al que adaptar la realidad, sino al revés.
Por ejemplo, uno de los estilos más en crecimiento últimamente, las Session IPA. Todos tenemos en mente que es una cerveza lupulada, con un perfil menos maltoso que una APA, pero todavía con menos alcohol, probablemente. Y, sin embargo, sin perder el equilibrio que una IPA pueda tener, para hacerla bebible en grandes cantidades.
La guía de BJCP de 2015 no la recoge como tal (aunque entra dentro de Specialty IPA), pero sin embargo, la de la Brewers Association de 2019 ya sí. Y no solo recoge con entrada propia la Session IPA, sino que admite una categoría de “Session Beer” donde meter todas las versiones “de sesión” de cualquier estilo imaginable.
¿Eso hacía que hasta que no la ha recogido una guía -o las dos, si eres el doble de exigente- no existía el estilo? Hay muchos ejemplos de estilos de cerveza que existen y no aparecen en la guía (desde las modernas Brut IPAs estadounidenses a la clásica Chicha de Jora peruana).
Por lo que nosotros creemos que, si puedes nombrarlo y con ese nombre transmitir una información que despierte en la mente del que lo lee una idea acertada de lo que va a encontrar en su cerveza, el estilo existe. Independientemente de que lo haya recogido ya o no alguna guía. ¿Qué opináis vosotros?
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