El maridaje que vamos a tratar de proponer hoy es de los más “difíciles” en el mundo de la birra porque la familia de las cervezas de fermentación espontánea es peculiar, amplia, y, sus características, variadas. Lo que comparten todas es una acidez muy marcada (recordando en ocasiones al vinagre o la sidra), que suele enmascararse con el uso de frutas u otros endulzantes.
Una de las opciones más habituales para acompañar a estas cervezas es el queso. Depende de la intensidad del estilo de cerveza (una Gueuze suele ser más potente que una Faro, por ejemplo) le irá mejor un queso azul como el Gamonéu o uno más suave como uno de Tetilla.
Para otras propuestas gastronómicas tenemos que tener en cuenta que la acidez de estas cervezas suele contrastar con los sabores de los platos. Así que una ensalada con fruta (pera) y frutos secos (pistachos) sirve como ejemplo de contrastes que combinarán bien con cervezas Lambic. Pero también limpian muy bien la grasa y el paladar, así que sirven excelentemente para las frituras de pescado. Y, por supuesto, pegan con alimentos ácidos como un cebiche.
Y si son cervezas como las Kriek, que llevan bastante carga propia de fruta, parecen idealmente diseñadas para acompañar los postres, como una tarta de manzana, por ejemplo. Pero también quedan bien con entremeses como patés o confituras. Y con miles de cosas más que nos dejaremos… ¡pero que podéis contarnos en los comentarios!
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