Cine y Cerveza: Robin Hood, Príncipe de los ladrones

En 1991 Kevin Costner decidió que había que actualizar la historia de Robin Hood introduciendo el peinado “mullet” (o, en castellano, cholas), un acento californiano y un amigo “de color” (Morgan Freeman). 

Cine y Cerveza:  Robin Hood, Príncipe de los ladrones
La película funciona como una entretenida cinta de aventuras aunque sacrifica la fidelidad a la historia en favor de la puesta en escena (carteles de “Se busca”, telescopios 400 años antes de su aparición o uso de explosivos medio siglo antes de su introducción en Reino Unido). 

Pero la parte que nos interesa en EJDL es una escena en la que el Michael McShane, interpretando al Fraile Tuck, se dirige a un grupo de los “merry men” con las siguientes palabras: “Se trata del grano, que cualquier tonto puede comer, pero para los que el Señor ha previsto un medio más divino de consumo. Alabemos a nuestro creador y glorifiquemos su generosidad aprendiendo sobre... ¡la cerveza!”

¿Habría sido posible esta escena en esa época de finales del Siglo XII? Sabemos que desde la época de la conquista romana de las islas británicas el consumo de cerveza era habitual (aunque era una bebida totalmente distinta de la que conocemos ahora) y de hecho tenían un término específico “Alewives” para referirse a las mujeres que se dedicaban a la elaboración de cerveza para su venta. Por su parte los monjes elaboraban varios tipos de cerveza, en cualquier caso era la bebida del pueblo, los nobles bebían vino, un producto importado que daba más prestigio al que lo consumía.

 

En 1188 Enrique II, padre de Ricardo Corazón de León (quién aparece al final de la película), introdujo el “Diezmo Saladino” que es considerado el primer impuesto a la cerveza inglés: no nos extrañaría que Robin Hood se rebelara contra él. ¡Nosotros también lo haríamos!

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