¡Hay que ver que despiste! Durante el confinamiento llegamos dos veces tarde a nuestra sección trimestral de cambio de estación… ¡Y resulta que nos olvidamos de publicar, como prometimos, la última “demócata” que elegisteis! Por suerte un lector se ha dado cuenta cuando anteayer actualizamos la sección y nos ha avisado.
Así que hemos rebuscado en la libreta a ver qué bebimos a finales de marzo, y allí estaba, anotada. Y pone que es negra, opaca, pero con espuma escasa de color beis o marrón claro. Y que huele rico, maltoso y tostado. Pero con un leve toque de disolvente.
También sabe bien. Es amarga pero sin pasarse. Se nota el cacao que lleva, y las maltas oscuras. Da calor, con sensación alcohólica (tiene 11% ABV) y algo punzante incluso. Porque es una cerveza potente.
Tanto, que por una vez agradecemos que el formato de esta cerveza madrileña sea de 25 centilitros (nosotros, amantes del “cuanto más grande mejor”), que no se hacen ni muy cortos ni muy largos. Quizá en 355 mililitros, por ejemplo, llegase a cansar…
“Mi opinión en un Tweet:” No tan bollo como choco. Nota: Notable bajo.
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