Viendo el otro día Saber y Ganar descubrimos un hecho que desconocíamos y que nos pareció digno de compartir con nosotros. Y es el primer nombre propio, de persona, que tiene registro histórico la humanidad. Imaginamos que ya los cavernícolas tenían nombres que les identificaban unitariamente, pero hemos de esperar obviamente a la invención de la escritura para tener constancia de uno de ellos.
Y el más antiguo que se ha encontrado es este, Kushim, un sumerio de la segunda mitad del cuarto milenio antes de Cristo (3400–3000 a.C., hace más de 5000 años). Su nombre aparece en una tablilla de arcilla, en escritura pictográfica cuneiforme (era lo que se llevaba entonces), y es el primero que conocemos.
¿Y qué tiene todo esto que ver con la cerveza? Pues que dicha tabilla reza, de derecha a izquierda: “29.086 medidas de cebada 37 meses Kushim”, registrando lo que parece ser una gran transacción de cebada para elaborar cerveza, hecha en un plazo de tres años y pico, y registrada por el susodicho Kushim.
Se especula (por supuesto, nadie de la época nos lo puede confirmar) con que Kushim pudiese ser el nombre del maestro cervecero, o más probablemente de un contable o administrador que anotara las transacciones. Lo que está claro es que la cerveza era lo suficientemente importante para necesitar que alguien con nombre propio diese fe de todo esto y marcar un acontecimiento histórico.
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