“Fuego y Llamas” quizá sería más el nombre de una Rauchbier. O de una película de sobremesa de Antena 3, que lo mismo iría de una abnegada madre soltera que intenta recuperar el calor del amor en manos de un hombre con un pasado turbio, que de un bombero herido en una explosión que intenta recuperar el calor del amor en manos de un hombre con un pasado turbio.
Pero aquí, en este birra de la cervecera holandesa De Molen, es una India Pale Ale con Chinook, Cascade, Columbus y Citra. Todos los lúpulos que empiezan por C, parece haber sido el criterio para la elaboración. Tan válido como cualquier otro.
El color que presenta es ámbar, pero tirando entre anaranjado y cobrizo, con algo de turbidez pero poco. Y con una espuma de color blanco roto, que es esponjosa y muy abundante (rozando la sobre-carbonatación).
Desprende aromas cítricos y frutales. Y el sabor es amargo y maltoso. Por un lado tiene notas de caramelo y por otro de “chicle”, de tanta frutosidad. La pena es que el gas está también muy presente en boca, y eso le quita gracia y disfrutabilidad a los sabores.
Es verdad que no es una de las IPA más llamativas que hemos probado; pero es que estos del molino han sido siempre más famosos por sus cervezas oscuras y alcohólicas. Aun así, esta es de sus birras más populares y bebidas (sobre todo porque uno no puede cascarse un petróleo de 10 grados cada día, pero sí una IPA de 6,2% vol.).
“Mi opinión en un Tweet:” Para apagar la sed, el fuego y las llamas. Nota: Bien bajo.
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