A ver, lo primero es que esta cerveza se llama así, pero no hay que confundirse con otras cosas: es un producto de Penibética de Cervezas y Bebidas, o sea de Mahou - San Miguel, en su fábrica en Córdoba que hacía Alhambra. No de los restaurantes “La Sureña”, pese a su aspecto lowcost.
Y aunque ahora tenga esta etiqueta de formas geométricas cruce entre Escher, Mondrian y un azulejo andaluz, hace décadas era aun más simplona, y era una de las birras que había en uno de los bares que frecuentábamos a precio barato (100 pesetas el botellín). Así que cuando la propina no daba para más, las atizábamos.
Claro que los recuerdos de adolescencia son borrosos, así que mejor la reseña la basamos en las notas de cata actuales. De aspecto es una cerveza rubia dorada y clarita, limpia y brillante. La espuma blanca es de cantidad y persistencias medias, y de burbuja pequeña.
En aroma tiene notas de grano y herbales. Y el sabor es ligero, con cuerpo leve y amargor bajo. Tan ligera y leve que es poco más que beber agua. Con 4,6% vol. de alcohol, eso sí. Lo cual explica por qué nos la bebíamos con tanta facilidad cuando éramos jóvenes.
Ahora, pues sirve como fondo de armario de cervezas ligeras para ocasiones calurosas en las que no te importe mucho lo que bebas mientras esté bien frío. Porque al menos, no tiene defectos aparentes ni es de las que saben mucho a maíz o manzana verde. Baja muy bien unas patatas chips o similares.
“Mi opinión en un Tweet:” El nombre ya te dice que su objetivo es combatir el calor y el sol. Nota: Suficiente.
Mala con avaricia, agua, sin sabor a nada.
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