Si hace unas semanas os hablábamos de la Rodenbach Alexander como cerveza con cerezas ácidas, ahora os traemos otra: la Lindemans Kriek. Con la diferencia de que la anterior era una cerveza de fermentación mixta, y esta es puramente de fermentación espontánea, o sea, una Lambic.
Esto significa que su mosto recibe las levaduras que producen la fermentación alcohólica directamente del ambiente (junto con el resto de fauna microbiana del sitio), lo que produce unas cervezas salvajes y ácidas a las que a veces se les intenta “domesticar” añadiendo frutas.
En este caso, cerezas, de ahí lo de Kriek. De ahí también el color rojo profundo que inunda la cerveza completamente (y en parte también la espuma, de clara tendencia rosada). Bueno, la cereza domina en general, tanto en el color, como en sabor y aroma…
Porque esta cerveza es sin duda una cerveza afrutada. No es que haya matices de fruta, sino que la fruta la domina. Con matices incluso algo artificiales y edulcorados, hay cereza por todos los lados. Y, dado que es ácida, tampoco sabríamos decir dónde se separan la acidez de la cerveza Lambic con la de la fruta.
En el lado de las ventajas, está la poca graduación de esta cerveza (3,5% vol. de alcohol) y el reducido tamaño de su botella estándar (25 cl), con lo cual resulta difícil emborracharse o cansarse. ¡Y por eso hay gente que la bebe a pintas!
“Mi opinión en un Tweet:” Si cuenta como pieza de fruta, cinco al día. Nota: Bien bajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario