El perro es el mejor amigo del hombre. Y lo que nosotros hacemos con nuestros mejores amigos es compartir cervezas. Pero el perro no puede beber (al menos si no ha cumplido los 18 años, y aunque los haya cumplido tampoco es bueno)… y no, no vale lo del “tiene 3, pero en años de perro, tiene ya 21”.
Porque entonces, como reza este abridor “In dog beers I've only had one”. O sea, que vas sereno con 7 pintas… ¡O como un perro! Y viendo que estás leyendo este blog, es más probable lo segundo, que nos conocemos bien, ¿no?
Pues eso, si quieres compartir cervezas con tu mejor amigo, él puede llevar esta chapa en el collar y ayudarte a abrirlas, y tú te las bebes. Cada cual con su trabajo. No le des cerveza al pobre chucho, que le va a sentar mal tanto el alcohol como el lúpulo, y sacrifícate acabándotela tú.
A él le puedes comprar (si te hace ilusión la bobada) una “cerveza” para perros (extracto de malta con añadidos cárnicos) y servirle eso mientras tú te bebes una Flying Dog a su estilo, por ejemplo. Pero no pruebes a cambiarle la bebida, que saldrás perdiendo.
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