Vamos a incluir, en la sección de personajes y hechos históricos que tenemos en El Jardín, a uno de los personajes que más se veneran en el mundo cervecero. Precisamente por su aportación en el uso de la planta que nos da el apellido. El lúpulo.
Santa Hildegarda de Bingen, una benedictina alemana nacida en el siglo XI, revolucionó el mundo de la cerveza cuando escribió sobre la importancia y los beneficios del lúpulo y acerca de su empleo en su fabricación de la cerveza.
Fue proclamada doctora de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI en 2012. Pese a estar en clausura, actuó como una auténtica erudita de su tiempo y escribió desde tratados de Teología a Mística además de libros sobre ciencias naturales (Physica) y medicina (Cause et cure).
Antes de usar el lúpulo de manera mayoritaria para elaborar cerveza, se utilizaba una mezcla de especias e hierbas que conocemos como “gruit”. Pero eso fue cambiando sobre todo a raíz de las aportaciones de Santa Hildegarda.
Para acabar de implementar el cambio, casi medio milenio después la Reinheitsgebot de 1516 aplicable en Alemania dijo que sólo podía usarse para elaborar cerveza agua, lúpulo y cebada, sellando como definitiva la utilización de esta planta en nuestra bebida favorita.
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