La Cruzcampo Radler curiosamente tiene como ingrediente principal un 36% de agua, usando como cerveza base una Cruzcampo “Especial” y añadiendo el toque cítrico a partir de zumos concentrados de naranja, limón, lima y acerola.
El resultado es una cerveza muy turbia, que no forma ni retiene espuma pero con una carbonatación constante. Ofrece un aroma ligero a hoja de cítrico y un sabor dulce que se hace empalagoso a medida que bebes y coge temperatura.
Mahou Radler ofrece 3,7% de alcohol (un 50% más que la anterior referencia y frente a los 2,2% de Cruzcampo o los 0,9% de Skol) haciéndola la más alcohólica de las tres. El resto del contenido lo forman agua y azúcares con una pequeña adición de concentrado de zumo de cítricos.
La última de nuestras comparativas de hoy es la SKOL Shandy. Al tener menos de un 1% de alcohol podríamos encuadrarla en la categoría de cervezas sin alcohol pero el etiquetado no dice nada al respecto.
En sus ingredientes ni siquiera aparece listada la cerveza sino que indican que tiene malta de cebada además de numerosos azúcares en diversas formas y presentaciones. Al servirla tenemos un producto sin corona ni espuma de ningún tipo, carente de cuerpo o aroma y con un sabor edulcorado que te satura desde el primer sorbo.
Si tuviéramos que elegir una por su cuerpo, presentación y comedida saturación elegiríamos la Mahou Radler y os recomendamos que os mantengáis a una prudente distancia de la SKOL (al menos, un par de millas naúticas).
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