Por cambiar con la tónica habitual del paladar hay días que nos da por beber cosas diferentes. Y si en el mundo cervecero hay algo “diferente” sin duda eso son las cervezas ácidas de fermentación espontánea. Diferentes y muy tradicionales, además.
Esta Gueuze Lambic de 5% ABV pertenece a Vanhonsebrouck, la cervecera de Kasteel, y se elabora como se hacían las Gueuze: mezclando cervezas Lambic jóvenes y añejas, y en este caso sin añadir azúcares ni edulcorantes ni filtrarla. Eso le da un color ámbar anaranjado, tostado, que corona una espuma blanco roto abundante pero de persistencia baja.
Realmente tiene bastante carbonatación, porque la burbuja sigue subiendo. Pero en el vaso queda muy poca presencia del giste. Eso sí, libera muchos aromas… aromas a madera húmeda, a cabra y sudor, a gallinero, a cáscara de limón…
Podríais decir… “¡pues vaya cosas le han echado!”, pero es que la acción de las levaduras salvajes del ambiente y el paso por los Foeders (grandes barriles de madera usados para la fermentación) deja esta impronta. Esa y un potente sabor ácido y seco, claro. No muy intenso, comparado con otras, pero apenas atenuado.
Son cervezas que hay que probar de vez en cuando incluso aunque no te gusten. Porque son de esas que amas u odias. Y en algún momento puede cambiar y acabas enamorándote del estilo. Cosas más raras se han visto.
“Mi opinión en un Tweet:” Well, it goes from St. Louis, down to Missouri… Nota: Bien.
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